sábado, septiembre 16, 2006

 

Lo que me toca oir




En los pasillos de las clínicas se pueden oir las conversaciones más inverosímiles. Fulanito está hablando incoherencias y estamos preocupados. Sutanito ya dejó la tos de perro y ahora se le aflojó el pecho. El centro de cama de Menganito estaba terrible y no encontré los guantes en el puesto de enfermeras. Cállate ridícula que yo no molesto a nadie, que si aplaudo, canto, bailo y silbo en el pasillo de hospitalización es para tranquilizar a mi niña de 6 meses (cuya visita está, obviamente, prohibida). He recogido en unos días frases increíbles de conversaciones de extraños. Pero lo que más me marcó fue un cuento que me contó una conocida. Un sueño de una amiga, o un deseo, no quise averiguar a fondo porque trato de evadir las visitas con mis libros y pasatiempos, pero es que a esto había que dedicarle unos minutos. Mi conocida hablaba de su amiga y su jardín de penes. de cómo a ella le gustaría pasearse con una cestica escogiendo los mejores después de haberse sentado en todos. llenar su cesta de delicateses, pues. lo mejor de la cosecha.¿Un jardín de penes? Ya les digo, hay de todo en estas tertulias de pasillos. Pasan los días, salen y entran nuevos pacientes y yo no supero la imagen.

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